El otro día estaba estudiando para un parcial tirado en la cama (con el peligro de quedarme dormido), resumiendo un libro con mi resaltador amarillo y llegué a una palabra que no entendía. Me levanté, agarré la compu y busqué su significado en Google. ¡PUM! Problema resuelto. Entonces me puse a pensar ¿cómo hacían antes para estudiar sin Internet? Claro que en este caso, agarraban un libro llamado Diccionario y buscaban la palabra con su significado. Tardaban un poquito más pero el resultado era el mismo.
¿Y qué pasaba con los trabajos prácticos? Tenías que escribirlos a mano o en máquina de escribir. Esto implicaba 2 cosas: si te equivocabas, perdías prolijidad, ya que tenías que arreglártelas para corregir el error sin que se note. Y además, tenías que pensar 2 o 3 veces antes de escribir cada palabra, porque claro, no había un autocorrector que automáticamente te marque los errores ortográficos. ¿Y dónde conseguían la información para hacer el trabajo? Libros, revistas y enciclopedias, que habitualmente se encontraban en grandes bibliotecas físicas.
Me imagino a un bebé recién nacido leyendo este post dentro de 20 años preguntándose “¡¿Cómo?! ¿No existía Wikipedia?” y me causa gracia. Pero si nos ponemos a pensar, cuando nacemos damos por sentado que lo que existe siempre existió, o por lo menos tenemos esa sensación. Y me encanta hacer el ejercicio de pararme a un costado de la realidad y cuestionarme ciertas costumbres o acciones de la vida cotidiana a las que estoy acostumbrado. Siento que haciendo esto se puede aprender mucho, teniendo una visión más amplia de lo que puede llegar a venir en el futuro y también se valora un poco más el presente.
Pensar en las ventajas que nos da Internet es darse cuenta de los superpoderes que uno tiene al alcance de un click. Ese click que nos puede llevar a aprender algo nuevo todos los días, a sumergirnos en contenido interactivo que nos ayuda a comprender mejor lo que vemos, leemos y escuchamos, y hasta a convertirnos en expertos que comparten lo que saben con desconocidos, sin esperar nada a cambio.
Internet llegó para quedarse, y contratar el mejor servicio es la clave para no volver al pasado.