Ya estamos en época de finales veraniegos, esa época en la que mientras esperamos para dar un final, estamos listos para desmayarnos del calor. La famosa época del “último esfuerzo y listo”.
Diciembre, el último mes del año ya se hizo presente, y con él las múltiples inscripciones/ratificaciones a los finales. Mientras estudiás todas las estructuras de los aminoácidos vas pensando, cual famoso canal de la televisión argentina, “faltan x días para Navidad (y muchos menos para el final)”.
Entonces, estás completamente decidido. Ahora, haces la gorda y te mandás. Estudiás todo perfecto, te sabes hasta el abecedario al derecho y al revés; y vas a rendir.
Estás en pleno examen, y muchas veces pasa lo siguiente:
- Si es choice, se te resbala el lápiz mientras te preguntás “estos desgraciados, tantos años acá adentro y ni un ventilador tienen… bueno bueno, basta, entonces la 1) es la C…”.
- Si es escrito, y no estás en los mejores lugares de toda la facultad para escribir, descubrís una nueva posición anatómica de cómo sentarse y no morir en el intento… mientras te cerciorás de que todo lo que escribas se entienda.
- Si es oral, titubeás como tarado, ¡no queda otra, señoras y señores!; y a medida que respondés vas aprendiendo nuevas expresiones faciales, como: “este no sabe un corno“, “me sorprende que agregó ese detalle”, “no termina más…”, “me está dando muchas vueltas”, “se desmaya en 3, 2, 1…”.
Y listo, terminaron los finales de diciembre. Ya está, se acabó. En Navidad/Año Nuevo brindamos que Marcos Juanito Rodrigo aprobó (agregar la materia que más querés aprobar) y vendrá un nuevo año con todo.
PARÁ PARÁ, LLEGÓ ¡FEBRERO! (¡yeeey!).
Viste que no podías llegar, viste que querías concentrarte en algún final más “difícil”, o que querías dejar todo para febrero… y te llegó la noche.
En mi caso, mientras van pasando los años, uno se va acostumbrando a la rutina finales diciembre – fiestas – enero de estudio – febrero de finales – días/semana libre – arrancan las clases devuelta. Y con esos años te das cuenta que tu formación profesional, cada vez está más metida y estacada en todos tus planes a través de los 365 días del año.
Pero cuando terminás de estudiar, luego de muchas “mirá qué día hermoso, y yo acá estudiando como un…”, y POR FIN pudiste aprobar ese examen que te atormentaba el inconsciente… ¡GLORIA DIVINA!
Así que, ávido lector, el sacrificio es grande ¡pero la recompensa es enorme! ¡No aflojes!
2 febrero, 2016 a las 13:13
Es exactamente lo que me está pasando ahora! Rindo fisiología en 2 días :O
2 febrero, 2016 a las 15:10
Que bueno que estaa!, realmente pasa esto y SOBRE TODO cuando describis la parte de que la uni se vuelve parte de los 365 dias de tu vida ; pero cito “el sacrificio es GRANDE pero la recompensa es ENORME” ?
7 febrero, 2016 a las 16:20
A mi me pasó en diciembre, el profesor apagó los ventiladores para explicar algunas cosas del examen y yo pensaba “que calor, lo hacen a propósito!!”.
Luego a los 10 minutos lo volvió a prender y hacían mucho ruido y mi mente divagaba pensando “Así no me puedo concentrar!” jajaja al “final” nada le viene bien.