Cuando uno comienza a transitar el camino de la comunicación social, se da cuenta de que el imaginario social difiere mucho de lo que realmente es la carrera en sí. En una oportunidad tuve que responder a una pregunta por lo menos particular: “¿Qué tipo de periodismo estás estudiando, como el de Rial o un estilo más Lanata?” (sic). En ese momento recuerdo, me quedé pensativo. Antes que nada no se refirió a la licenciatura, sino a una de las orientaciones que es periodismo; y segundo, ¿acaso existen diferentes tipos de periodismo?

Atiné a responder que el título es el mismo y que cada uno en su recorrido profesional puede optar por dedicarse de lleno a la economía, la política o inclusive, a la farándula. “Yo te recomiendo que sigas periodismo de espectáculos -me dijo- quizás pegues laburo en algún programa de chimentos como panelista”. ¿Periodismo de espectáculos como alternativa, en una profesión en donde las noticias, la investigación y el análisis son pilares fundamentales? ¿Se puede acaso pensar en el mismo nivel a Verbitsky, Lanata y Rial? ¿O es un estilo de época?

La coyuntura está planteada también en el plano académico. De hecho, una agrupación estudiantil de reciente aparición en Facebook llamada Brishantina plantea incorporar, así como existe Periodismo Deportivo, la Licenciatura en Periodismo de Espectáculos. En los pasillos, más allá de la simpatía y la gracia que genera el solo pensarlo, no se concibe la carrera de comunicación desligada de la política y menos hacer una nota de análisis de 60 líneas explicando las repercusiones de la separación de Ale Sergi y Andrea Rincón.

Quizás le quede mucho camino por recorrer a esta emergente forma de hacer periodismo y de encarar una parte de la realidad a partir de un micro-clima del que, como en la política, no participamos como ciudadanos activa ni directamente. Por el momento, el periodismo chimentero sigue siendo la oveja negra en el mundo de la comunicación.