En el año 2008 cursaba el tercer año de Psicología en la UBA. Tenía 10 materias aprobadas y un buen promedio. Si todo iba como planeaba, para fin de año tendría la mitad de la carrera adentro. Venía estudiando y aprobando. Buenas notas, buen promedio, buenos resultados. Todo parecía ir perfecto, pero la realidad era otra. Había algo que no iba tan bien. No se lo decía a nadie, aunque yo lo sabía muy bien. Sentía que estaba estudiando y aprobando, pero que no estaba aprendiendo.
¿Alguna vez sentiste que estudiabas “solo” para aprobar?
¿Te pasó de olvidarte el material que rendiste apenas un par de semanas después del examen?
¿Y sentir que podés estudiar y aprobar sin aprender?
Preguntas de examen
Estudiar suele ser sinónimo de memorizar respuestas a preguntas de examen. Tarde o temprano descubrimos que el objetivo no es más que aprender a leer textos identificando posibles preguntas de examen. Y, cuando se acercan los parciales, practicamos —¡justamente!— respondiendo preguntas de examen de años anteriores.
Leemos en un apunte: “Las tres características de la memoria episódica son…”. ‘¡Genial!’, pensamos. ‘Esto tiene pinta de pregunta de parcial’. Tomamos nota, subrayamos, marcamos con asteriscos y colores. Ya sabemos que en el próximo parcial posiblemente nos encontremos con una pregunta como “¿Cuáles son las tres características de la memoria episódica?”. ¡Misión cumplida! Ahora es solo cuestión de seguir leyendo hasta pescar la próxima pregunta de examen.
Me resulta curioso: nos adiestramos para identificar preguntas hechas por otros, pero no desarrollamos el hábito de formular nuestras propias preguntas. Leemos libros y apuntes a la “pesca” de preguntas. Pero, no cualquier pregunta: preguntas de examen. Cualquier otra pregunta no vale la pena. Si, de todos modos, no va a aparecer en el parcial. ¿Para qué gastarnos?
Es una pena que no nos tomemos el tiempo de hacer nuestras propias preguntas. Aquellas que inspiran nuestra curiosidad, nuestro deseo de descubrimiento. Las que tienden un puente entre lo que leemos y lo que vivimos. Las que nos llevan a aprender. A ver la realidad con otros ojos y a transformarla para mejor.
Estudiamos para un examen
El objetivo de estudiar es aprobar un examen, una sola vez. Nos anotamos a una carrera universitaria para graduarnos y recibir un título habilitante. Para recibirnos necesitamos aprobar una cierta cantidad de materias. Para aprobar esas materias necesitamos responder correctamente a las preguntas de examen. Para eso —para responder correctamente a las preguntas de examen— estudiamos.
En el 2019, las universidades en Argentina aún funcionan de esta manera. Para recibirnos tenemos que estudiar. Es el sistema que tenemos. Ahora, no por eso tenemos que resignar el aprendizaje. La universidad no se fija demasiado en si aprendemos o no aprendemos. La evaluación académica no mide cuán bien integramos estos nuevos contenidos a nuestra vida, ni si los olvidamos o los recordamos durante mucho tiempo. Aprender o no aprender depende de nosotros. Es nuestra responsabilidad.
Estudiamos para un examen. Aprendemos para la vida. Es cierto: el objetivo de estudiar es aprobar un examen, una sola vez. Lo que aprendas, en cambio, te va a servir toda la vida.
Preguntas de vida
Cuando leas o practiques algo no dejes de hacerte preguntas, aún cuando sientas que no van a aparecer en el próximo examen. De hecho, esas son las preguntas más importantes. Son las menos predecibles. Las que surgen de un lugar de curiosidad y tienen poder creador, transformador.
Hace más de 10 años una de estas preguntas me hizo cuestionar la forma en que aprendo cosas. Eso, a su vez, me llevó a replantear el modo de abordar mi formación académica.
A fines de 2008 dejé de estudiar Psicología en la UBA y decidí dedicarme a estudiar piano en un conservatorio. Allí también tuve que estudiar y aprobar materias. Pero esta vez fue distinto. Esta vez me hice responsable de mi propio aprendizaje.
Durante los cinco años de mi formación en piano busqué recursos para aprender aún más por mi cuenta. Me hice cargo de lo que quería aprender. Perseguí lo que más me gustaba, lo que me inspiraba, lo que me daba curiosidad. Aún cuando no estuviera en el programa de la materia o de la carrera. No me conformaba simplemente con aprobar. Ahora entendía que aprobar una materia, después de todo, no es garantía de aprendizaje.
Estudiar y aprender son dos cosas distintas, aunque pueden coexistir. Por eso, más que estudiar o aprender, lo que te propongo es estudiar y aprender. Cumplí con lo que te pide la universidad (aprobar materias), mientras atendés tus propios intereses. Al fin y al cabo, esta es tu vida. Hacete responsable sobre lo que aprendés. La universidad no lo va a hacer por vos.
10 diciembre, 2019 a las 05:06
Vaya! Qué artículo super interesante y muy acertado; concuerdo al 100 en lo que comentas. Y me viene bien para reflexionar también a cerca de lo que aprendo y como aprendo.
El próximo año y con 30 y tantos años, quiero ingresar a estudiar a la universidad y me gustaría jugarmela y empezar a estudiar dos carreras, pero a veces me pregunto si en algún momento no comenzaré a estudiar para aprobar…
Por cierto, aprovecho para consultarle si me puede explicar, cómo es el asunto de elegir las materias que uno quiere estudiar si en el plan de estudio ya están organizadas. No se supone que hay que seguir el plan de estudio?
Suponiendo que en la carrera que quiero estudiar tengo el plan de estudio:
1 año –
1 cuatrimestre:
– Algebra I
-Matemática I
– Fisica
– Analisis I
2 cuatrimestre:
– Algebra II
– Electronica
– Ingles I
Puedo elegir Estudiar solo Algebra I y Analisis I? Cómo sería entonces para que me tomen el examen y la fecha de examen sería apenas comienza el segundo cuatrimestre?
Por qué pregunto esto? Porque veo que algunos dicen tengo aprobadas 20 materias, las materias son las que hay que estudiar cada cuatrimestre verdad?
Le agradeceria si me puede explicar esto o recomendar donde leer para entenderlo mejor.
Por cierto, seguire leyendo la página.
Saludos.
10 diciembre, 2019 a las 16:20
Hola, Diego! Me alegra escuchar que te haya gustado el artículo.
Con respecto a lo de elegir qué materias cursar en una carrera universitaria: tal como dices, lo típico es que haya un plan de estudios establecido y una serie de correlatividades dadas. Esto quiere decir, que para poder cursar ciertas materias, tienes que tener aprobadas otras materias previamente (no es posible saltearlas).
Te recomiendo que lo consultes directamente con la/s universidad/es en que planeas estudiar estas carreras.
“a veces me pregunto si en algún momento no comenzaré a estudiar para aprobar…”
Qué bueno que reflexiones sobre tus motivaciones para estudiar una carrera. En caso de que realmente necesites el título universitario para ir detrás de aquello que deseas, me parece útil recordar por qué eso es tan importante para ti (¿qué te lleva a estudiar eso? ¿qué planeas hacer una vez te recibas? ¿qué podrás hacer entonces que no puedes hacer ahora, sin ese título?). Eso te ayudará a mantener la motivación a lo largo de la carrera.
Muchos éxitos en tu aprendizaje!
12 diciembre, 2019 a las 17:45
Hola Diego! En principio felicitaciones por dar este paso tan grande y lindo que es empezar una carrera 🙂
Con respecto a tu pregunta, es exactamente así. Y técnicamente podés cursar, por ejemplo, solo Álgebra 1 y Análisis 1, pero averiguá las correlatividades (por ejemplo, quizás si no cursaste Matemática 1 en el primer cuatrimestre, en el segundo no te permitan cursar electrónica) cuando sepas bien eso podés elegir mejor qué cursar y cuando y ser dueño de tus tiempos universitarios. Con respecto a las fechas de final y eso, averiguá en tu facultad, seguramente los/as chicos/as de las organizaciones estudiantiles te puedan orientar más en eso y compartirte experiencias, porque el tema de los exámenes depende mucho de cada facultad.
Espero que mi respuesta haya sido útil, abrazo!