Difícil no hablar de mi paso por la universidad sin hacer mención a una experiencia inolvidable, que aún estoy disfrutando por unas pocas semanas más: la posibilidad de estudiar en el exterior.

Les cuento brevemente mi historial académico: tengo 22 años y estudio Comunicación Social en la Universidad FASTA de Mar del Plata, que es una institución privada y la única que ofrece la carrera a nivel regional. La elección de la carrera no fue difícil: tenía bastante claro qué habilidades y gustos orientaban mi vida en general y respondían a una vocación profesional fuerte. Así es que entre una amplia gama de carreras humanísticas me decanté por Comunicación, ya que considero que abarca una amplia gama de conocimientos, y eso buscaba para mi etapa en la universidad: formarme y conocer lo más posible. No me equivoqué en mi percepción de la carrera y estoy feliz con mi decisión.

Los cuatro años de cursada se pasaron volando. Hace casi un año se abrió una convocatoria para enviar a cinco estudiantes a estudiar al exterior, becados por una iniciativa privada. No dudé en anotarme; algo adentro me decía que era el momento ideal, y que no debía desaprovechar una oportunidad que muy pocas veces se da. Así es que pasé las entrevistas y mi perfil encajó con el que buscaban para el becario. ¡Me iba a estudiar y a vivir seis meses a España!

Y aquí estoy. Llevo casi cuatro meses y medio en Madrid viviendo con otras dos chicas que también fueron seleccionadas por el mismo programa, e hice mi intercambio en la Universidad Camilo José Cela, una institución privada, nueva, pero con prestigio nacional. Esta posibilidad es enriquecedora a todo nivel, especialmente como antecedente de peso para el currículum laboral y como experiencia de vida. El hecho de estar lejos, sin familia ni amigos y con la determinación de seguir formándome en pos de mi futuro profesional; obligada a forjar nuevas relaciones que me han regalado buenos momentos y amistades entrañables, y en las puertas de un hermoso continente… porque afortunadamente pude viajar y conocer lugares increíbles.

Mi recomendación es que no dejen pasar la oportunidad si se les pone delante, ya que no son usuales este tipo de intercambios durante la carrera  y realmente representa un punto de inflexión en la vida personal y académica. No es fácil dejar por tanto tiempo la seguridad y el confort que nos da lo conocido, pero les aseguro que vale la pena.

Cuando algo es totalmente novedoso (en mi caso, el hecho de estar por primera vez viviendo esta experiencia) todos los días se aprende algo. El conocer, ese es mi impulso vital, el que este intercambio colmó sobremanera.